
Mientras las contestaba conocí su música, bueno, parte de su música. Su etapa de los 60 y 70, la de las películas y las bufonerías de las Vegas realmente nunca la conocí. Hasta que fuimos al Festival de Elvis en Tupelo, el 1 de junio de 2007.
Es llamativo como precisamente esa segunda época ha encontrado tanto eco en los fans. Bueno, en parte, por la facilidad de caracterizarse en el rey con una peluca y un traje de saldo; en parte por lo característico de la performance con su testosterona, sus molinillos y patadas de kungfu.
Y quizá, y esta es la novedad para mí, por la fuerza de alguna de las canciones de esa época. Algunas baladas patrióticas, baladas humanitarias, otras himnos gospel, también música de baile. Todo esa olor tradicional, puritano y dulzón, claro, gusta mucho por aquí. Pero hay una presencia y una fuerza y una nostalgia en sus actuaciones, que no existía en su primer estilo rockabilly. Sientes que las canciones hablan de Elvis, del ídolo olvidado casi caído, en su retiro circense de las Vegas, como de mono de feria. Elvis, el gran triunfador ha pasado a ser el perdedor rutilante y destartalado.

¿Qué torbellino es la vida, qué clase de prestidigitador? ¿Pueden ser los mismos los chicos del I want to hold your hand y esos melenudos? ¿Cómo la Pelvis más lozana esclerotiza? Y ¿cómo ocurre todo eso y persiste cierta forma de grandeza?
2 comentarios:
Carletos,
me encantan tus lecturas sobre la vida. Leo estas cosas y me entran unas ganas de sacar un LZ nuevo...
Supongo que volveréis con las pilas recargadas y más equipaje en los cuadernos y las fotos que en las maletas.
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